lunes, 14 de mayo de 2007

Tobi Mithbuster I: ¿Quién es más caliente?


Que los hombres somos entes absolutamente visuales, no es ninguna novedad. Tantos publicistas no pueden estar equivocados. El arte de mirar. Un placer y un gusto único e intransmisible, más aun en el sexo, actividad en que el rol de nuestros globos oculares es fundamental. De fundamento absoluto. Tanto así que a veces he pensado que si el genio de la lámpara nos diera a elegir entre tener sexo con Pamela Anderson pero con los ojos vendados desde el primer hasta el último momento, o ver desde la orilla de la cama, con cerveza en mano, como Pamela tiene sexo con otro, la opción elegida sería claramente la número dos.

Y es que el registro es de suma importancia para nosotros. Y no crean, mujeres, que es una cosa selectiva o un decisión personal dejarlas pagando con la conversa si pasa por al lado un trasero digno. No. Es anterior al pensamiento. Nos supera. Tanto asi, que si en el matrimonio de nuestro primo del campo, la tia Eulalia se agacha con sus 90 kilos a recoger el tenedor, le vamos a mirar, por una milésima de segundo, el monumental culo a la veterana, antes de reparar con vergüenza en lo que estamos haciendo. Es por eso que para bien o para mal nuestra relación con el sexo es, por así decirlo, más "pensada".

En el sexo pareciera que nuestros sentidos se agudizan y una conciencia periodística del hecho nos posee. Cada detalle, los ojos, los dedos crispados, la cara, el quejido, todo es relevante. No tengo ni la menor idea la razón pero si hay lago que nos diferencia de Lulú en el sexo es este estado de conciencia:

Corrían mis años de iniciación sexual cuando una noche me quedé a alojar en casa de mi, hasta hace pocos días, virginal polola. Después que todos se durmieron y luego de un gateo por los pasillos de la casa, estaba junto a ella en su cama en un acto de arrojo. Lugares comunes como, "si no pasa nada", "tranquila" salían de mis labios en un juego de apariencias de controlar las situación. “Nos van a pillar”, retrucaba ella entre murmullos suplicantes. Y como sabemos, tanto va el cantaro al agua que por fin comenzaron esos menesteres tan gratos. Ambos excitados, ambos deseosos en un juego de movimientos, jadeos y palabras al oído que, a hasta ese momento, eran dos melodías al unísono.

“Hasta ese momento”, digo, porque de pronto, su adolescente timidez comenzó a derivar lentamente en un contrapunto de ardiente demanda. Mi sentido de la vista agudizado para registrar las sombras y los recortes de sus contornos comenzó a, como decirlo, cederle memoria ram, al sentido de la audición. Al parecer mi novia había olvidado “accidentalmente”, por un momento que sus padres y hermanos se encontraban en las habitaciones contiguas y había emitido un quejido fuera del rango permitido en esas circunstancias. Se lo hice saber, románticamente al oído. Mis ojos ya cada vez me eran mas inútiles y mis oídos ahora se tornaron protagonistas preocupandose de los crujidos que emitía la cama en los bruscos espasmos y movimientos de la ex-doncella tornada en Quintrala. Mis brazos hacian esfuerzos vanos por refrenarla cuando nuevamente volvieron los quejidos. A esa altura, mi irrigación sanguínea era lo único que salvaba mi dignidad. El resto de mi comenzaba a desesperar por controlar una situación de la cual había perdido absolutamente el control. Ahora era yo quien era calmado con sus "Ssshh...dale, dale no mas". Dios mío -pensé al recordar la corpulencia y carácter de mi suegro y mis cuñados de ese entonces- voy a morir.
Tapaba su boca con mi pecho, con mis manos, finalmente con la almohada..."Esta mina esta loca!!!"..pensaba con angustia. De esta forma no tuve reparos en abortar la misión temiendo lo peor en una definición orgásmica de mi crisis. Se hizo el silencio. Solo el sonido de nuestras respiraciones jadeantes. La de ella, de placer, la mía de terror contenido. Escudriñando ruidos o murmullos en la noche llegue a la feliz conclusión que estaba a salvo. Pero lo que para mi era un final, para ella era solo una pausa, y comenzó su contraataque, así que dejando en esa cama lo poco de dignidad que me iba quedando, apreté hacia la pieza de alojados, "el lugar - pensé- del que nunca debí haber salido".

¿Que le pasó a mi tímida y angustiada poseida que dio paso a la bestia posesora?; era mi duda en esa instancia de mi vida sexual. Más aun cuando me encontré con su angelical expresión a la mañana siguiente.

Los años y las experiencias se encargaron de darme algunas respuestas y una de ellas, creo, es la siguiente: las mujeres, amigos mios, lejos, lejos, lo pasan mejor tirando que nosotros. La evidencia?:
Uno está con todos los sentidos alerta y ellas con el switch completamente apagado, y sin nadie en las sala de control. Nosotros preocupados de los detalles y ellas sin saber donde tienen la cabeza, ni el traste, ni nada. “Hazme lo que quieras” me dijeron un par de veces y yo ya había ocupado todo mi repertorio. “¿Y si le pego?” pensé angustiado, ya que había escuchado algo sobre el placer que provocaba en algunas mujeres este acto. “Claro, y si termino preso por creativo?- me contesté con sapiencia- No. Paso. ” Imposible abstraerse del dolor del cornudo que sabe que una vez que su pretendida dio la pasada, el patas negras "hizo y deshizo"

El matriarcado siempre nos va a insistir que la mujer se acuesta para recibir amor y toda esa perorata. Pero los que hemos estado ahí, sabemos que las credenciales y el currículum sirven más que nada para que la “niña” tenga su certificado de confidencialidad antes del espectáculo. Después de eso se afanan bastante más de lo que están dispuestas a reconocer, tanto así que por momentos uno duda de si se acuerdan de con quien están tirando. Razón que por otro lado explicaría tanto nombre extraño que se le arranca a algunas.

Por un lado nosotros: conteniéndonos, unos siguiendo las reglas del Tao, sexo sin eyacular!!!, otros lidiando con la eyaculación precoz, la impotencia, el trauma de la comparación del tamaño!!!..y ellas: 2, 3, 4, 5 orgasmos !!!...para que después te digan que tu eres el caliente y lo que ellas quieren es “cariño”???......zaaaaaaaa.

Amigos, la próxima vez que estemos frente a nuestra casual o estable pareja sexual, hagamos como que le creemos que no quiere tirar, como si el favor te lo están haciendo a ti. Hagámosles sentir que cuando escuchamos de los labios de nuestras amigas el dicho: “A rey muerto rey puesto” o “Un clavo saca a otro clavo” lo estamos tomando como estrategia del corazón herido de un alma romántica y no como lo que realmente es: que una vez que Lulú le toma el gusto, no puede estar mucho tiempo alejada de “la tontera”. Puede que nosotros “pensemos” todo el tiempo en sexo, pero en el arte de la “ejecución”, perdónenme, el premio a las más "ganosas" se lo llevan ellas.

Tobi

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Usted es un gurú......

Anónimo dijo...

En cierta ocasión, me tocó participar en un diseño de una vivienda. La clienta, una mujer de unos 45 años, casada tres hijos, con marido que no aparecia mucho en la casa (en realidad nunca lo conocí), con amor hacia su persona, de cuidada apareciencia. Ya debe notar el lector, que era una dama que estaba falta de amor y cariño. El asunto es que ya finalizando el diseño de su nuevo hogar, nos dimos cita en un café porteño, debo admitir que desde un tiempo me atraían en demasía sus pechos, de esos pechos grandes, jugosos, llenos de pasión, esperando ver la luz del encuentro de labios masculinos. Ya habían existido ciertas miradas furtivas, esas que uno sabe que lo tienen que pillar confesado; así que tranquilamente le acepté su invitación y en el segundo piso del mentado café que estaba desocupado, ella se acercó y me besó, al tiempo que colocaba sus manos entre mis piernas tomando con desición la iniciativa, yo un polluelo que se veía impactado por la situación en aquel trance histórico en una reacción casi instantánea posaba mi mano izquierda sobre un gran y bastante sólido busto, era la imagen clásica que se nos presenta cuando adolescente, una mujer madura con un buen par de tetas que te seduce.
El asunto no llegó hasta aquí, ¡NO!, el trabajo no estaba concluído!!!, aún debía ver como iban las obras de construcción de su nuevo hogar, así es como comencé a ir a la obra a ver su avance, hasta que comenzaron a levantarse los muros y los tabiques de su segundo piso, es allí donde ella una doncella que no había sido deseada por su esposo durante mucho tiempo dió rienda suelta a sus pasiones, dejando atrás sus días de sequía sexual. La primera ocasión fueron los tijerales, en que el único invitado era su servidor, debo admitir que son los mejores tijerales a los que he asistido, ella misma preparó unas delicatessen y como en una entretenida salida al campo ella llevaba u mantel y el cocaví que dispuso sobre el terciado marino del segundo piso. Una vez saciados nuestros apetitos fisiológicos nos enfrascamos en una fiesta amatoria, en la que exploramos los aún tabiques desnudos de su casa e hincó sus rodillas en el piso en el cuál rodamos y me sacíe de sus pechos enormes y bien dispuestos. Mi traba´jo no concluyó ahí, fue varias veces más en las cuales disfrutamos de nuestros cuerpos incluso dentro de un closet. Bueno, la enseñanza que me dejó todo este acntecimiento fue que las damas casadas e insatisfechas por sus maridos son de un apetito sexual asombroso, además que tienen la experiencia de los años y saben que no se deben enrollar, sino solo gozar, disfrutar de cualquier lugar para hacer el amor y cualquier posición, no importandoles siquiera invitarte al motel y pagar ellas. Finalmente debo decir que fue una muy buena experiencia,me dejó seco. Saludos Tobianos.